domingo, 30 de junio de 2024

Los chicos del country.

 Usualmente la tendencia es a considerar la segregación como algo con tintes negativos y que afecta a las clases menos favorecidas de la sociedad. Esto último no es que no sea cierto, lo que ocurre es que es sólo la mitad de la realidad: la segregación puede afectar a todo el espectro social, y sus consecuencias negativas son experimentadas por los individuos, independientemente de su adscripción social.

Hoy traigo un artículo periodístico que me pareció muy interesante, y que trata sobre los niños que se han criado en countries en Río Negro, Argentina. Se puede acceder al texto completo aquí.

Tras su lectura, en mi opinión lo importante de la cuestión no es que estos jóvenes hayan vivido siempre en un country (hay quien vive siempre en un barrio de clase media, por ejemplo), sino que sus interacciones sociales han estado estrictamente circunscritas a los residentes en el country, sin contacto con la "sociedad exterior". No debe extrañar, por tanto, que sus capacidades para insertarse en la sociedad estén, cuanto menos, menguadas: problemas para cruzar la calle, para comprender y respetar al otro. Y, si bien es cierto que sus credenciales educativas son elevadas, llama la atención el que su elevado nivel de idiomas les sirva para trabajar en un call-centrer, situación derivada precisamente de su incapacidad para desenvolverse en un mercado de trabajo "real".

Son historias que merecen ser leídas para formarse una primera idea de las consecuencias de la segregación sociológica, muy profundas y que, en primera instancia, no son reconocidas como afectando a las clases más pudientes.

Además del texto que da origen a la nota (Patricia Rojas: Mundo privado. Historias de vida de countries, barrios y ciudades privadas, editado por Seix-Barral), también merece la pena la lectura de firmado por Maristella Swampa: Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados, en este caso publicado por Biblos.