sábado, 28 de noviembre de 2015

Estigmas.


En la entrada anterior hacía referencia a que la aparición y fijación de estigmas territoriales es una de las consecuencias que puede tener la reputación del barrio sobre la gente que reside en él. En otras palabras, en determinadas circunstancias tendemos a calificar a la gente no por lo que es, sino por las características del lugar en el que reside, vemos a los otros cada vez menos como individuos, cada vez más como integrantes de una categoría.
En este sentido, hagámonos la siguiente pregunta: ¿qué es un favelado? O, ¿qué es un villero? Estrictamente hablando un favelado es una persona que vive en una favela, al igual que un villero es una persona que reside en una villa miseria. Sin embargo, en el imaginario colectivo el término va más allá de la mera adscripción espacial del lugar de residencia, desde el momento en que se le añaden connotaciones sociales, en este caso negativas, que, si bien se corresponden con el tipo de barrio, automáticamente se aplican a sus residentes. Cambiemos los términos favelado o villero por cualquiera referido a un tipo de barrio o a un barrio concreto de nuestra ciudad que sea percibido por los habitantes del resto de la ciudad como “malo”, “peligroso”, “desfavorecido”, etc.,  y se entenderá a qué me estoy refiriendo.
Así las cosas, la extensión de la reputación del barrio a la población que lo habita suma nuevas desventajas para ésta última, hasta el punto de que es relativamente frecuente que deba ocultar su lugar de residencia para aumentar sus posibilidades de encontrar un trabajo. Es conocido el caso del mercado de arrendamiento de direcciones existente en Río de Janeiro, al que acude población que teme ser estigmatizada no por lo que es, sino por donde vive, a la hora de solicitar un empleo.
La reputación del barrio tiene una gran inercia social, y tiende a mantenerse aún después de que las características a partir de las que se construyó hayan desparecido, o se hayan modificado. En este sentido, Cortés (2008) ilustra el caso de la Comuna de Peñalolén, en Santiago de Chile. En origen, esta comuna estaba poblada por población de bajos recursos, que accedió a su vivienda a través de invasiones, pero en la actualidad está llegando población de clases medias y altas. Por tanto, pueden encontrarse en ella tanto sectores urbanos que nacieron a partir de tomas de terreno, como condominios privados, aunque en el imaginario colectivo Peñalolén sigue estando poblado por población de bajos recursos –fueron los primeros en llegar-. Por ello, los integrantes de las clases sociales llegadas después, que residen en los barrios privados, se apresuran a indicar que viven en Peñalolén, pero no en cualquier parte de la Comuna, sino en el barrio cerrado tal. Hay que clarificar dónde se vive, para que no nos alcance el estigma de los “rascas” a los que se asocia Peñalolén.
No obstante, no debemos pensar que este es un fenómeno que afecta únicamente a población de bajos recursos. Entre los habitantes de countries y barrios privados bonaerenses se detecta cierto sentimiento de vergüenza por residir en uno de estos barrios, hasta el punto de ocultar a los colegas el lugar de residencia, o incluso introducir en los currículums la dirección de los padres, por temor al encasillamiento. Svampa (2001:254) indica que este temor al encasillamiento, a la fuerza del prejuicio, a la justicia sumaria de la sociedad se revela como una “inversión del estigma”.
          Se trata, por tanto, de una cuestión que entra más en lo sociológico que en lo geográfico, pero, como indiqué en la entrada de presentación del blog, no hay duda de que en el estudio de la diferenciación residencial, y de sus consecuencias, son muchas las disciplinas que pueden, y deben, intervenir.

Para saber más:

Cortés, Susana (2008): “Vergüenza de vivir donde vivo”: Ideas para una re-conceptualización de la segregación residencial socioeconómica”. AIBR, Revista de Antropología Iberoamericana, 3:3. pp.419-445.

Svampa, María Estela (2001): Los que ganaron. La vida en los countries y barrios privados. Ed. Biblos, Buenos Aires.

Warr, Deborah (2005): "There goes the neighbourhood: the malign effects of stigma".  Social City, 19. pp.11 págs.

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